En los últimos años, los family office, entidades creadas para gestionar el patrimonio de grandes fortunas familiares, han jugado un papel clave en la inversión inmobiliaria en Barcelona.
Sin embargo, a medida que el panorama económico evoluciona, estas entidades están diversificando sus carteras más allá del ladrillo tradicional, optando por sectores como la tecnología, la consultoría, la publicidad y activos alternativos.
Un cambio en las reglas del juego
Según un informe reciente de Cinco Días, el 60% de los family office en España han reducido su exposición al sector inmobiliario tradicional, buscando alternativas más dinámicas y con mayor potencial de crecimiento.
Este cambio responde al aumento de los tipos de interés y a la búsqueda de mayor rentabilidad en mercados menos saturados.
En comparación, en 2022, aproximadamente el 75% de estas entidades concentraban sus inversiones en propiedades residenciales y comerciales. Ahora, la prioridad está en activos como startups tecnológicas, bonos del Estado y sectores emergentes.
Barcelona, epicentro de la innovación
Barcelona no solo lidera la inversión en real estate, sino que también es un punto clave para proyectos tecnológicos y de impacto social. Los family office han comenzado a destinar parte de sus recursos a iniciativas relacionadas con la sostenibilidad, energías renovables y proyectos de impacto, aprovechando el ecosistema innovador que caracteriza a la ciudad.
El experto financiero Javier González afirma: “La inversión inmobiliaria seguirá siendo relevante, pero los family office entienden que diversificar sus carteras es clave para mantenerse competitivos y garantizar la preservación del patrimonio”.